En días tan horribles como este, en el que la mayoría votante de la población de los Estates se ha vuelto majareta, vamos a hablar de cosas bonitas . No es frivolidad, sino una huída hacia adelante. Necesito tiempo para asimilar la subnormalidad humana (intento ser políticamente correcta pero no me sale). ¡Abajo la democracia! Bueno, no exactamente, pero vamos a revisarla, ¿no?
El caso es que este mueble tan precioso es el que hicimos para Trexa hace ya un tiempo.
Cuando una profesional de las artes decorativas te llama para que le hagas algo pues te entra una mezcla entre orgullo y tres cucharas rasas de cague, claro, porque no le puedes dar aglomerado por caoba, que es nuestro truco para prosperar.
Pero quedó muy chulo, ¿verdad?, así que para allá que nos fuimos Jimena y yo a fotografiarlo para la sección de este blog que vamos a volver a actualizar periódicamente: La Comunidad Picapino
Y mientras hacíamos las fotos, como era de esperar, estuvimos hablando de todo un poco, sobre todo de música porque los maridos de ambas, Trexa y Jimena, son músicos como los de Parchís. Saben de instrumentos y mezclas y acordes. Y cuando dan palmas en los conciertos de Sergio Dalma, les queda bien y van al ritmo. Es un plus.
Y sin más, hasta aquí el post de hoy. Nos despedimos mandándole un beso a Trexa y dándole las gracias por confiar en nosotros.