Llegó el momento de pasarla a su cama y queríamos hacerle algo especial. Un lugar en el que durmiera. Una nave que surcara los sueños más bonitos, donde dormir profundo, donde descansar a pierna suelta. Así que esta fue la cama que le hicimos a nuestra hija cuando ya fue lo suficientemente mayor como para tener su propio cuarto y como no, su propia cama. Dulces sueños, Manuela.
Madera de pino pintada con laca al agua por el exterior y terminada en barniz al agua por el interior.
Estamos a su disposición para más información.