Las razones por las que hay que tener amigos y amigas, no las puedo describir, lo siento. Siento que alguna de vosotras haya venido corriendo al blog para ver cuáles son los motivos por los que en la vida hay que tener amigos (dispuesta a dejarse guiar por mi sabiduría universal) y que ahora esté defraudada por este vacío, pero es que podría dar tantos que al final me quedo obstruida en palabras. Como cuando me preguntan los motivos por los que no suelo comprar marcas blancas… Lo mismo tenemos que hacer esa lista juntos. ¿Te animas?
Por romper el hielo, quizás, haciendo un esfuerzo de descarte, entre todas las razones posibles del mundo mundial, podría decir que, la más importante para mi y que puede resumirlas todas, es por la risa. Lo bueno que es reírse, sobre todo en pandilla. Ese gran mantra que rige mi vida y que engloba las demás razones que rodean a la amistad. Porque si te ríes a carcajadas con alguien, es que no estás sola. Si no me río un mínimo de 7 veces por semana, me sale una nube gris con lluvia encima de la cabeza. Y no le puedo decir a la señorita del stand de cremas antiedad del Corte Inglés que no son arrugas, que son marcas gestuales de las risas que me pego sin miramiento. Porque reír imprime carácter pero también apergamina la cara, qué se le va a hacer…
No sé si es que elijo gente a mi alrededor con la es normal tener que secarse las lágrimas de risa con la manga o es que pasa con todos los amigos del mundo, pero reírse es el mejor desagüe para todos los malos rollos. Te vuelves como escurridiza y ni con pies de gato los problemas pueden quedársete ya pegados en la piel. Ese momento de hermanamiento en el que una te dice que cierres esa boquita de piñón y te salta una carcajada a boca abierta que os hace estar riendo varios minutos, hacinadas en colchones por el salón de una casa londinense. O ese otro en el que una chorrada bien dicha te hace escupir en aspersor el litro y medio de Häagen-Dazs de chocolate belga que te has metido de un soplo en la boca para poder odiar con tranquilidad al intelectual que te ha dejado plantada por una más tonta. O cuando un amigo te echa las cartas ficticias y te dice que vas a tener dos hijos y algo raro, que no sabe si es un perro o tu hermano. Reírse, señoras y señores, es el mejor antídoto contra lo que haya que antidotar. Y luego la educación universal.
Y por último, las razones por las que ir a Soria creo que son obvias. Hay verde. Gente maja. Aire puro. Actividades para divertirse. Pueblos que visitar. Cultura. Parques limpios e infinitos. Ríos para bañarse. Torreznos. Casas rurales con vistas. Vacas. Burros. Gallinas. Se puede montar en tractor como te descuides. Senderos. Bicis de acá para allá. Panes de pueblo. Tranquilidad. Sencillez. Mercadillos de Navidad vacíos. Cafeterías con el chocolate agotado y otras no. Escuelas rurales. Lagunas negras. Robles. Chimeneas. Perros de pueblo. Y más, claro. Yo me iría.
Y si juntas Soria con amigos, entonces te sale una ecuación de quinto grado con derivadas que nunca se puede resolver. Como cuando nos fuimos hace dos fines de semana con amigos a enseñarles nuestro pueblo bonito y disfrutamos muchísimo sin hacer nada, charlando en el porche por la noche con buenas risas, subiéndonos a piedras en Playa Pita, siendo atacados por las ovejas de Floro (¡lo juro!) o sin recoger ninguna seta. Findes por los que merecen la pena los kilómetros y que espero se repitan una y mil veces más.
¿Y vosotras?, ¿por qué extraña razón creéis que es bueno tener amigos e ir a Soria?
Fotos: Picapino
Yo creo que es bueno ir a Soria porque si de casualidad pasais por Aranda de Duero, cuando la economía me lo permita seguramente caiga haceros algún encargo picapineano.No publicites mucho la zona que ahora se está de lujo…………..
Jajajaja, ¡es verdad! No sé porqué animo tanto al personal con lo bien que estamos allí los que la conocemos. Pero es que es ¡taaaan bonita! Pero a partir de ahora, ni mu. Que se vayan para la playa, que se vayan… jajajaja.
Y lo de Aranda, cuando quieras. Aquí estamos.
Un abrazo.
Es muy buena razón ir… a Soria a Sebastopol o donde sea con amigos que como cuentas te rías, te rías y te vuelvas a reír (es tan bonita la amistad), pero bueno Soria como ciudad es una ciudad pequeña pero preciosa, hará un par de años que no voy, tengo unos buenos amigos que van a Almenar (Soria) y ellos allí son felices muy felices y una vez que fuimos con ellos pues estuvimos de visita en Valonsadero comiendo torreznos, magro y yo que se, vamos de eso que no tenemos que comer ahora … mas que todo por OMS, por que por mi podía estar comiendo un día si y otro también. Y aunque conozco varios sitios de esa provincia, pero no tengo perdón no conozco Playa Pita, ni Cañon de Rio Lobos, la Laguna Negra y tengo unas ganas, pues se por mucha gente que es preciosa, como preciosas las fotos y todas tus historias, pero chica aunque estamos a una distancia considerable, nosotros…. a Gredos anda pregúntale a mi marido cual es el motivo, besos.
Bueno, este post no podia dejar de comentarlo. No te había comentado nunca en el blog, pero si en instagram.
Primero decirte que me encanta como escribes me recuerdas a una prima que tengo que vive ahí en Madrid.
Y que decir de Soria, yo la adopte al casarme con mi marido como lugar donde descansar y disfrutar.
No estamos en la misma zona, nosotros vamos a un pueblo del sur de la provincia.
Pero conozco el norte y su ciudad y me encanta y a mis hijos también.
Cuando estamos ahí no hay reloj, ni horario que valga, vivimos desconectados del mundanal ruido.
Y acumulamos recuerdos y momentos que nos sirven para recordar durante el año.
Felicidades por tu blog, y por vuestra tienda hacéis cosas chulisimas, (las últimas estanterías son geniales).
Te iré siguiendo
Elena, ¡tienes que volver a Soria a conocer todos los sitios que te faltan! Nosotros en verano vamos bastante a Valonsadero porque es un gusto estar allí con los niños que corretean por esos prados interminables mientras te comes un torrezno en el chiringuito o tirada en el césped. No sé qué hacemos los que vivimos en grandes ciudades… ¡Amo Soria! Pero como dice marta, shhhhhhh, que es un secreto, jejeje.
Y Gredos, ¿qué os pasa con Gredos?
Un abrazo.
¡Hola, Magda! Bienvenida al blog.
Es verdad lo que dices, que en Soria no hay reloj y se disfruta de lo lindo. Creo que hay mucha gente que no la conoce y cuando llega, se asombra un montón. Nosotros de momento solo nos movemos por la zona porque antes era Manuela pequeña y ahora lo es Hugo y los dos son de poco coche pero ya qu estamos superando la barrera, tengo ganas de recorrerme la provincia entera. ¡Ya iremos para el sur!
Un abrazo.
Picapino, con Gredos no pasa nada (paisaje precioso, con unas gargantas y charcos para bañarse con un agua heladita, los mejores tomates y con un ambiente de gente joven y marcha y eso que es un pueblo pequeño) solo que nos queda a cuatro horas y media de casa, pero mi marido que es de Madrid, toda la vida a ido allí y el es un enamorado del pueblo donde vamos y que le pasa como a vosotros, que si pudiese teletransportarse en un plis plas, pues allí a todas las horas, y si tengo que ir a Soria para ver lo que me queda de conocer y volver a los sitios que conozco, besitos